22 de junio de 1633

> Seguramente cuando lean este texto tendrán pena ajena por un hombre de ciencia y casi anciano que tiene que humillarse para salvar su vida y, algo de coraje contra una Iglesia que ha institucionalizado la abjuración de la erudición sustentada en la ciencia. En 1633 fue la astronomía abjurada, hoy son los científicos de la vida a quienes se pide abjurar para que la vida siga dependiendo del centro divino del llamado diseño inteligente. Han tenido que pasar 375 años para que la Iglesia católica reconozca los méritos de Galileo y aún no ha hecho un acto de constricción contra la quema de Giordano Bruno; a ese paso, ¿será que en el 2400 podremos finalmente ser laicos?
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> Antonio Arellano
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> LA ABJURACIÓN DE GALILEO GALILEI
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> Roma, Convento de Minerva, 22 de junio de 1633
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> Yo, Galileo, de setenta años de edad, compareciendo personalmente como acusado ante este tribunal y arrodillado ante vosotros, eminentísimos y reverendísimos señores Cardenales Inquisidores Generales, teniendo ante mis ojos y tocando con mis manos los Santos Evangelios, juro que he creído siempre, y que creo ahora, y que, con la ayuda de Dios, creeré en el futuro, todo lo que sostiene, predica y enseña la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.
> Pero en vista de que, después de habérseme intimado judicialmente por este Santo Oficio el mandato de que yo debía abandonar por completo la falsa opinión de que el Sol es el centro del mundo y está inmóvil y de que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve, y de que yo no debía sostener, defender o enseñar de ninguna manera dicha falsa doctrina, y que después de habérseme notificado que era contraria a las Sagradas Escrituras, escribí e imprimí un libro en el cual discuto esta nueva doctrina ya condenada, y presento argumentos grandemente convincentes en su favor, sin presentar ninguna solución de ellos, he sido declarado por el Santo Oficio como vehementemente sospechoso de herejía.
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> Por lo tanto, yo abjuro, maldigo y detesto los antedichos errores y herejías y, en general, todo otro error, herejía y secta que sea en absoluto contraria a la Santa Iglesia, y juro que en el futuro nunca más diré o afirmaré, verbalmente o por escrito, nada que pudiera dar ocasión a una sospecha similar con respecto a mí.
> Pero, si llegara a conocer a cualquier hereje o persona sospechosa de herejía, lo denunciaré ante este Santo Oficio o ante el Inquisidor y Ordinario del lugar donde yo pudiera estar. Y, en el caso de que contraviniera (¡que Dios no lo permita!) cualquiera de estas mis promesas y juramentos, me someto a todas las penas y penitencias impuestas y promulgadas en los cánones sagrados y en otras constituciones, generales y en particular contra tales delincuentes. Que así me ayuden Dios y estos Santos Evangelios que toco con mis manos.
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> Yo, el antedicho Galileo Galilei, he abjurado, jurado, prometido y obligado a mí mismo según dicho anteriormente, y en testimonio de su veracidad he suscrito con mis propias manos el presente documento de mi abjuración y lo he recitado palabra por palabra, en Roma, en el convento de Minerva, este día 22 de junio de 1633.
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> Galileo Galilei
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1 comentario:

  1. Nota publicada en el periòdico El Pais.

    Federación Internacional de ATEOS - La federación internacional de ateos contesta a la iglesia ante la sentencia judicial que libera a la iglesia católica de borrar los datos de los apóstatas.
    Escrito por: casajuntoalrio el 15 Oct 2008 - URL Permanente
    "Las afirmaciones de la religión no pueden ser objeto de conocimiento teórico. El sentimiento por parte del hombre de la conciencia de su culpa constante y su aspiración a la felicidad engendran en él la fe en un dios que castiga y ama; pero no puede haber pruebas de la veracidad de esta fe. Todos los dogmas de las religiones resultan, a la luz de esta concepción, subjetivos y arbitrarios.
    La razón y la experiencia histórica demuestran que el prejuicio religioso constituye un serio obstáculo para el pleno desarrollo de la libertad y la felicidad de los individuos. Los portavoces de la irracionalidad exigen fe y sumisión bajo el temor de una futura catástrofe escatológica, operando con amenazas de tormentos infernales y con promesas de goces paradisíacos.
    Condicionada por su poder hipnótico, gran parte de la humanidad sigue encadenada a esta ficción, siendo a la vez cómplices y víctimas del engaño masivo representado por las religiones. La liberación de estas cadenas espirituales tiene un significado decisivo en el desarrollo de la sociedad y en el proceso de liberación del ser humano. Por ello, la lucha contra la religión no se puede limitar sólo a la esfera política o económica. Ha de poseer inevitablemente como base una nueva cosmovisión y una nueva actitud ética, orientada contra la ideología totalitaria religiosa. Frente a la barbarie representada por los dogmatismos, proponemos un retorno de la razón, una nueva visión de la realidad y la voluntad de liberar a los individuos de las fábulas derivadas del pensamiento mágico."

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